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Vive y respira la casa

 

  Detrás de cada casa hay una historia. Y cuando uno adquiere una propiedad, es importante conocer su historia, porque los elementos emocionales son más importantes que los fríos números relativos a la superficie en metros cuadrados, o el número de habitaciones, o el volumen de agua de la pileta.

  Cuáles son los elementos emocionales de una casa? Hay tantos! El árbol de tal o cual especie plantado hace 50 años por el antiguo propietario, los azulejos que fueron traídos de algún lugar, la huerta llena de sabrosímas albacas y tomatitos, la imagen de la Virgen traída de algún lugar que está en un nicho junto a la puerta, la escalera de madera que cruje cuando apoyamos el peso del cuerpo en cada peldaño  y ni qué hablar del jazmín que inunda la casa de perfume en primavera plantado por el antiguo dueño.

  ¡Es que las casas se respiran y se huelen!

  Por eso creo que es muy inspirador aportar elementos emocionales a nuestras casas o departamentos. Mientras vivimos en ellas, los disfrutamos. Y si vendemos la propiedad, el próximo propietario tendrá el gozo de distrutarlos también.

  Mi madre siempre recitaba una poesía que dice: “hay que vivir sembrando, siempre sembrando. Quiero llenar de frondas esta ladera, quiero que otros disfruten de los tesoros que darán estas plantas cuando yo muera”. Y yo diría, para no ser tan drásticos, “quiero que otros disfruten de los tesoros que darán estas plantas cuando yo VENDA”.

 -Gipsy Cebe.